La producción de 2013 roza el récord de 1.600 millones de toneladas y abre esperanzas en Europa y América

La producción mundial cerró el pasado año con un tonelaje que a punto estuvo de alcanzar los 1.600 millones de toneladas, según se puede deducir extrapolando el mes de diciembre sobre los últimos datos aportados por la patronal del sector, WSA.

A pesar de no alcanzar la cifra citada, los aceristas mundiales volvieron a batir otro récord productivo que se debe principalmente al aporte de las acerías asiáticas y africanas, cuyo tonelaje compensa con creces la profunda y persistente crisis que atraviesa la fabricación de aceros en los países desarrollados.

Sin embargo, parece que el mercado empieza a inclinarse a favor de las plantas acerísticas de Europa y América ya que, a pesar de cerrar el año en negativo, registraron tímidos avances en los últimos meses del ejercicio. Por el contrario, países como China moderaron sus producciones a finales de 2013.

Por ello y en términos generales, la producción global de acero acabó el año reduciendo los crecimientos intermensuales que venía arrastrando a lo largo del ejercicio debido a que China, el principal fabricante, frenó su producción en respuesta a una demanda interna más débil y a un exceso de existencias en almacén. En este sentido, hay que tener en cuenta que la producción china había alcanzado niveles de crecimiento interanual de hasta el 12,8% en el mes de agosto del pasado año. Sin embargo, los analistas afirman que la tibia reducción de las producciones a finales de año en algunos países ha coincidido con un repunte de la demanda de laminados por la recuperación del sector de la construcción en Estados Unidos y por la reactivación de la industria manufacturera en Japón.

Por su parte, la industria siderúrgica española parece confirmar el fin de su crisis productiva cerrando 2013 con unas coladas de acero bruto similares a las del año anterior, unos 13,6 millones de toneladas. La demanda interna parece estar detrás de la recuperación, sobre todo la que llega desde sectores como el automóvil ya que los productores para la construcción deberán seguir ajustando costes aunque el precio del kilovatio haga de ello una tarea imposible.

Noticia extraída del periódico Empresa XXI, nº 657. Autor: José Ramón Rodríguez.