Europa toma la delantera en los crecimientos interanuales aunque la factura eléctrica no da márgenes en España

La producción mundial de aceros cerró el pasado mes de julio con un acumulado anual de 959,6 millones de toneladas, lo que representa un incremento del 2,4% respecto a las coladas de los siete primeros meses del año anterior.

Entre los datos más destacados de la última estadística de la patronal WSA, se puede citar el hecho de que Europa ha vuelto a liderar los crecimientos interanuales, después de que este papel fuera reservado a la zona asiática desde 2002, gracias al empuje de las coladas chinas.

En concreto, la producción de los 28 países de la Unión Europea alcanzó entre enero y julio un total de 100,6 millones de toneladas. Esta cifra es un 3% superior a los 97,7 millones de toneladas colados por las plantas siderúrgicas europeas entre enero y julio de 2013.

Asimismo, hay que tener en cuenta que el crecimiento interanual europeo se ha generado principalmente por el buen comportamiento de los grandes países, lo que podría confirmar que la ralentización de Alemania y Francia puede ser un hecho pasajero que se resolverá en los dos trimestres siguientes.

En este sentido, los mayores crecimientos de los grandes productores de la UE son encabezados por el Reino Unido con un aumento interanual del 5,9%, seguido de Alemania con el 3,9%, Francia (+3,2%) y España (+1,6%).

El reverso de la moneda en la siderurgia europea lo representa el excesivo uso de los hornos eléctricos (EAF) por parte de algunos países, como España, cuyas empresas sufren un coste añadido por el aumento de las tarifas eléctricas que les deja sin márgenes. En este orden, hay que entender que los citados países, junto con Estados Unidos, Colombia e Irán, extraen el 70% de su producción en cubas alimentadas por energía eléctrica. Por el contrario, otros grandes productores como China apenas obtienen el 12,1% de sus aceros mediante el citado método ya que sus coladas derivan de hornos altos y acerías LD. Este proceso integral permite una mayor agilidad en la gestión de las energías que se utilizan (carbón, gas, etc.), lo que aporta un margen de maniobra, y de negocio, que no tienen nuestros fabricantes ‘eléctricos’.

Noticia extraída del periódico Empresa XXI, nº 672. Autor: José Ramón Rodríguez.

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