julio 22, 2014

El acero español sigue vivo por la exportación mientras que Unesid propone vías para «industrializar» el país

El sector siderúrgico español cerró el primer cuatrimestre de 2014 con unos números parecidos a los del mismo periodo del año anterior, demostrando que su recuperación va para largo y que su actividad se apoya más en los mercados exteriores que en la demanda interna, con la excepción de los productos para el automóvil. En este sentido, los datos de la patronal Unesid muestran que las acerías españolas produjeron entre enero y abril de este año un total de 4,89 millones de toneladas, lo que representa un crecimiento interanual del 0,2%.

Como viene siendo habitual, los mejores resultados corresponden a los aceros aleados para Automoción, que crecieron un 4,8%, seguido por los inoxidables (+0,3%) y los aceros al carbono, que igualaron la producción del mismo periodo de 2013.

Sin embargo, la debilidad de la siderurgia española es más clara si se contempla la situación desde las entregas de las fábricas. Así, las entregas de las acerías entre enero y abril mostraban un aumento interanual del 4,2% aunque su distribución sigue inclinada hacia los mercados exteriores, tendencia abierta en 2012, año en el que las ventas exteriores superaron  a las del mercado interno. En concreto, las entregas exteriores de las acerías crecieron un 11,5% hasta abril mientras que el mercado nacional mostró su debilidad cayendo un 4%.

Además, los datos de comercio exterior también traen otras cifras preocupantes como es la del aumento de las importaciones, en detrimento de la producción propia, y la de la caída de los precios de la exportación.

Por otra parte, hay que indicar que Unesid cerró su reciente Asamblea General con una serie de recomendaciones, siete, para lograr la reindustrialización española, y lo hizo por orden de importancia.

A su juicio, lo primero es la formación del capital humano y luego lo demás: innovación, energía barata, defensa del mercado europeo frente a las importaciones desleales de terceros, inversiones en infraestructuras, financiación asequible y una regulación sensata que haga de la industria  el motor de la economía. Suena bien, pero ¿cuántas veces habrá que repetirlo hasta que se enteren las autoridades?

Noticia extraída del periódico Empresa XXI, nº 670. Autor: José Ramón Rodríguez.

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